La ortodoncia no sólo se utiliza para lucir una sonrisa mucho más bonita, sino también para corregir y evitar otros problemas mucho más graves que los meramente estéticos.

Cada niño tiene un desarrollo totalmente individual, pero es entre los 6 y los 14 años cuando ya salen los dientes definitivos, y será entonces cuando nuestro dentista nos aconsejará al respecto sobre este tratamiento, en el caso de ser necesario.

Existen dos tipos de ortodoncia que dependerán de las necesidades de cada niño:

Ortodoncia Removible:

Son aquellas que se quitan y se ponen y sirven para solucionar problemas en los huesos. Generalmente se usa para corregir el paladar estrecho o posicionar el maxilar y mandíbula. El tiempo dependerá de cada caso particular que siempre estará determinado por la evolución que lleve el pequeño.

Ortodoncia Fija:

También conocida como Brackets, son unas pequeñas piezas que van fijadas a los dientes y unidas por distintos alambres o hilos que consiguen mover y posicionar los dientes de forma correcta.

¿Qué medidas de higiene debemos tener en cuenta con la ortodoncia?

No debemos olvidar que una buena limpieza dental es básica para que la salud de los más pequeños no se resienta, mucho más si llevan algún tipo de prótesis dental en su boca.

En el caso del aparato removible es sencillo, sólo necesitamos quitarlo y cepillarlo, lo limpiaremos muy bien con agua y jabón, y siempre antes de colocarlo de nuevo en los dientes.

En cuanto a la ortodoncia fija la cosa se complica, y precisamente por ello debemos ser mucho más cuidadosos. El dentista nos aconsejará un tipo de cepillo específico que sea firme pero no demasiado duro ya que puede hacer saltar los Brackets. No debemos olvidar que cuando comen, durante la masticación, muchas partículas se pueden quedar en esas piececitas, y entre los dientes por eso es fundamental tener una correcta higiene bucodental para evitar diversos problemas en las encías o en los dientes.

Otras buenas opciones para complementar el cepillado son los cepillos interdentales y el hilo dental. Y por supuesto, no nos olvidemos de proporcionarles un enjuague bucal al finalizar el cepillado.